Al ser técnica húmeda pensé que sería una técnica parecida a las acuarelas, material con el que habíamos trabajado el semestre anterior.
Por el contrario me resultó mucho más complicada. Es más pastoso que las acuarelas y también se seca muy rápido.
Con la acuarela había que pintar primero con colores claros y poco a poco ir oscureciendo, mientras que con el acrílico hay que utilizar primero colores oscuros para más tarde aclarar.
A pesar de que me pareció más complejo, fue una clase muy entretenida, en la que pudimos experimentar y probar con distintas texturas y trazados.